miércoles, 17 de abril de 2013

Cuentos con moraleja

En mi presentación se me pasó ponerlo, por eso os lo digo ahora. Soy muy aficionado a los cuentos con moraleja, es decir, a los cuentos que te hacen reflexionar debido a que te enseñan algo. Cada uno puede sacar sus propias conclusiones y me ha parecido buena idea poner de vez en cuando algún que otro cuento de este tipo.
Me gustaría compartir uno de ellos en esta misma entrada:

"Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales... Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir. 
El misterio sigue pareciéndome evidente:
¿Qué lo sujeta entonces?

¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: <<Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?>>.
No recuerdo haber recibido respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez. 
Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí,  alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño. 

Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él. 
Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro... Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. 
Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede. Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza..."

Quizás, y es lo más seguro, hayáis oído este cuento alguna vez. A lo largo de nuestra vida, infinidad de veces decimos o escuchamos las palabras: "NO PUEDO". ¿Por qué? ¿Por qué no puedes? ¿Algún día lo intentaste y te salió mal? ¿Por qué no lo vuelves a intentar? A lo mejor ahora sí que puedes. ¿Nos vamos a rendir por el simple hecho de que una vez pasada no logramos lo que nos propusimos?

Desde aquí, desde esta entrada de "La Opinión Adolescente", os animo a que volváis a intentar algo que no salió bien hace algún tiempo. Quizás os lleváis la sorpresa de que AHORA SÍ QUE PODÉIS.


2 comentarios:

  1. Manuel, me gustaria que hicieras mas articulos de este tipo. Me encantan.

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    1. No te preocupes, los habrá. Me alegro de que te gusten :)

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